Luisa Ortega: «El ministro Jorge Rodríguez me dijo ‘Maduro es escaso… no le hables complicado’»
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Nicolás Maduro nunca se formó para asumir la gran magistratura que ahora ostenta. Llegó al poder como valido del dictador Hugo Chávez al estar en el momento adecuado en el sitio preciso. Son ciertas las crónicas que hablan de él como un conductor de autobús que trabajaba poco, aprovechándose de su condición de sindicalista en la Venezuela anterior a la llamada ‘revolución bolivariana’.
Después, pasó a formar parte de la ‘guardia pretoriana’ de Chávez. Su corpulencia y su tendencia a la defensa vehemente en lo físico para con sus protectores lo acercaron al líder. Después, fue trepando con cierta habilidad para la adulación y, tras ser nombrado canciller —ministro de Exteriores—, cuando el cáncer atacó a Chávez fue designado por el dedazo del ‘padre del socialismo del siglo XXI’ como sucesor. Pero en Venezuela, en el círculo de poder que rodea el Palacio de Miraflores, nadie alberga duda alguna de que gran parte de las razones por las que el país se hunde están en su ignorancia. Aunque eso no ha sido obstáculo para que, tutelado desde la dictadura cubana de los hermanos Raúl y Fidel Castro, haya desarrollado una tremenda habilidad para perseguir y purgar a todo aquél que se le haya puesto en el camino desde entonces.
La fiscal hoy en el exilio, Luisa Ortega Díaz, calló durante años, alega que trabajando de la manera más independiente que pudo para salvaguardar los principios de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Chavista convencida, Ortega abjura ahora del heredero: «¡Pero en qué manos estamos!», se lamenta al recordar cómo el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, le pidió en determinada ocasión que no le hablara «muy complicado» al presidente: «Ya sabes cómo es, él es escaso»…
P.– A finales de 2014, ya se informó de su distanciamiento muy marcado con la pareja presidencial, y sus intentos para sustituirla y nombrar a personas muy cercanas a ellos. Pero la mayoría del público opositor aún ve con suspicacia la figura de la fiscal general, ¿qué les puede decir?
R.– Mi mensaje siempre es para todos los venezolanos, un mensaje de unión siempre, de pensar en el país. Todos los liderazgos políticos tienen que pensar en el país y no en función de una persona y de sus intereses personales, hacer esfuerzos por el bienestar de todos, presentar propuestas serias. Cuestionar la corrupción, evitarla, denunciarla, no prestarse a ella. No ser cómplice de delitos… En eso debemos trabajar todos los que tenemos interés en el país y responsabilidades de Estado, los que estamos y los que queremos estar. Predicar con el ejemplo, ser dignos ejemplos, con ética, con moral. Y yo aspiro a la felicidad del venezolano, aspiro a libertades y democracia, no aspiro a caerle bien alguien o que me ensalcen. No.
P.– ¿Tiene usted un plan para Venezuela?
R.– Yo lo que quisiera es que el venezolano pueda ir al supermercado y que en el camino no lo maten, que el sueldo le alcance para comprar los alimentos y tener acceso a la salud, no sólo a los medicamentos, sino a un servicio médico digno, como merece una persona humana, que pueda mantener a sus hijos y educarlos en buenos colegios, que en los colegios haya una buena educación, no una improvisación que hoy dicen una cosa y mañana otra. Que la cultura no sea de consignas y de clichés, sino que sea una educación sostenida con valores y los orienten a una cultura general, que los orienten hacia cómo ser un buen ciudadano, el hombre del futuro, que construya país, que sean investigadores, científicos… o no importa, que sean vendedores, pero que sean los mejores. Mi mamá siempre me decía ‘mire, hija, yo quiero que usted sea la mejor en lo que quiera ser’. Aunque luego me decía ‘ojalá seas médico o abogado’ [risas]. Si usted va a barrer pisos, que sea la que mejor barra, si va a trabajar en una tienda, que sea la mejor vendedora… Eso hay que transmitirlo y predicarlo con el ejemplo también.
P.– Pero la oposición democrática sigue dudando de que usted…
R.– A mí me encantaría… yo no los veo como oposición, como otro partido. Yo soy la fiscal de todos los venezolanos, y cuando yo atendía a alguien en el Ministerio Público yo nunca veía ‘ah tu eres de tal partido’, no. Tú eres un venezolano que requieres este servicio público y yo tengo que prestártelo, porque ese es mi deber. Lamentablemente, otras personas ven el país de otra manera y eso es lo que nos ha llevado a estar divididos y no unificarnos en torno a buscar la solución que en este momento el país requiere. Venezuela requiere la unidad de todos para salir de esta tragedia, de este horror. ¡Esto es espeluznante lo que está viviendo Venezuela!
P.– A lo que la ha llevado Nicolás Maduro…
R.– Un representante del Gobierno, [el ministro de Comunicación] Jorge Rodríguez, un día me dijo ‘el presidente quiere hablar contigo’. Ah, perfecto. Pero ‘yo te pido’, me dice Jorge Rodríguez, ‘que no le hables de temas tan profundos, que no le hables muy complicado, trata de hablarle sencillo, porque no te va a entender’. Y yo le digo ‘pero yo voy a hablar con el presidente, ¡la primera autoridad del país!’. Y me dice ‘bueno, por favor, pero tú ya sabes cómo es él, él es escaso’. [silencio] Oye, imagínate, ¡esto es grave lo que está pasando entonces en el país! ‘¿Tú entiendes lo que me estás diciendo, Jorge?’, dije. ‘Bueno…’ Y entonces hace así como que entendiera…
P.– Que Maduro es ‘escaso’ dijo su ministro…
P.– Imagínate estar en esa situación. Un grupo que no tiene la capacidad de gobernar, y un grupo tapando la poca capacidad… o la incapacidad total de gobernar. Y todo lo que acarrea esto. Entonces, yo quiero que haya madurez y capacidad para sumir los cargos. No es que porque es mi amigo ahora pongo de ministro de Economía a un sociólogo, ¡eso es una irresponsabilidad, chico! Una irresponsabilidad con el país, con la gente, con los venezolanos, con todos, con la comunidad internacional. ¿Quién es el más preparado en esta materia? Esto es lo que tú tienes que preguntar. ¿Quién es el más preparado en economía? Tráiganmelo para acá. No importa quién sea, porque yo quiero solucionar un problema del país. Quiénes son los que saben de derechos humanos… No estar inventando grupos. Ellos crearon un grupo de derechos humanos, ¡ellos mismos! O sea ¡el mismo Gobierno se va a evaluar que fue respetuoso con los derechos humanos!
P.– Pero esa irresponsabilidad hace que terminen saliendo todos los chanchullos, las corruptelas… Y eso es lo que estamos viendo ahora en PDVSA. Usted que conoce un poco el monstruo por dentro, ¿considera que eso puede ser un cisma interno?
R.– Mire, eso que estamos viendo con PDVSA es una pelea de mafias. Es una pelea por los espacios y por el poder. ¿Los que están en la directiva de PDVSA no se habían dado cuenta de lo que estaba pasando? Y hay una desinversión en PDVSA, eso lo sabe el Gobierno, y yo lo advertí desde hace tiempo. Y lo advertí por las investigaciones que había. No hay mantenimiento, y por eso es que la producción ha bajado. Porque es imposible que aumente la producción petrolera…
P.– ¡Con tanto dinero que le entró a PDVSA!
R.– Sí. Y además con el precio del petróleo más alto en la historia.
P.– Entonces, los casos de corrupción tienen que ser enormes.
R.– ¡Muchísmo! Los casos de corrupción son grandes. Es la corrupción la que tiene el país así. Y ahora ellos buscan protegerse y proteger sus dineros, que están repartidos por todo el mundo.
P.– Salir de esta crisis requiere madurez y unidad en el país. No la hay en el régimen, ni en la oposición, ni siquiera en el chavismo disidente, porque cada uno quiere colocar sus fichas… Entonces, para enfocar todos esos casos de corrupción, ¿cómo se coordina ese esfuerzo nacional con el internacional?
R.– Bueno, todos tienen que empezar por dejar atrás sus proyectos personales. hay que tener proyectos de país. Si no, no vamos a solucionar la crisis que hay en Venezuela. Tienen que ser proyectos económicos, sociales, políticos incluso. Porque aquí, la violación de los derechos humanos ha alcanzado hasta los derechos políticos. El Estado, de acuerdo a nuestra Constitución, tiene que facilitar los procesos electorales, el derecho del voto, la participación, tiene que facilitar que las personas que aspiran puedan optar a cargos públicos. Y actualmente lo que se ha hecho es obstaculizar ese derecho con todas las trampas y tramas que han montado.
P.– Entrando en materia jurídica. Un grupo de la oposición exige a la Asamblea Nacional nombrar un nuevo Consejo Nacional Electoral, pero se supone que ese periodo para hacer el nombramiento caducó en diciembre de 2016. El TSJ que opera desde Caracas sería ilegítimo al contar con magistrados nombrados de forma espuria. ¿Procede el nombramiento de nuevos miembros del CNE? Y, ¿cómo operarían si van a acabar en el exilio al haber un Estado policial que los está persiguiendo?…
R.– Sí, es que la recomposición del Estado debe ser total. Porque hay un CNE al que el Ejecutivo le impone las reglas, le impone las condiciones… Ahí quien manda es el Ejecutivo. Es el que anuncia las elecciones, dice las condiciones, no es el CNE. Yo creo que seguir nombrando cargos sin que se recomponga todo el Estado, vamos a seguir en este sitio.
P.– Va a ser simplemente simbólico.
R.– No solamente simbólico. Fíjate que el Tribunal Supremo ha estado ejecutando algunas acciones que a mí me parecen bien importantes.
P.– El Tribunal Supremo en el exilio…
R.– Para mí es el Tribunal Supremo. Yo presenté un escrito relacionado con el Arco Minero, que eso es gravísimo, y pedí que oficiara a los distintos gobiernos que obtienen contratos con Venezuela para que advirtieran que, restituido el Estado de Derecho, sus inversiones están corriendo riesgo. Yo creo que hay que sentarse un momento a planificar, no hay que seguir improvisando…
P.– Refundar el Estado prácticamente…
R.– Sí, y sentarse a planificar qué es lo que hay que hacer. El país, el ciudadano debe de estar cansado: ‘mira, tráeme la propuesta, cuál es la propuesta que traen’. Hoy tomo alguna cosita aquí, otra allá… ¡No! Una propuesta integral.
P.– Restituir la legalidad se ha convertido en la bandera de los opositores. Esos magistrados legítimos, que lo son, pero que están operando desde el extranjero, ¿cómo pueden constituirse en salas plenas sin tener el quórum necesario?
R.– Tú me estás haciendo preguntas que, probablemente, ellos te las podrían responder mejor. Lo que sí yo te puedo decir es que yo objeté la designación de los magistrados ilegítimos que están en Venezuela…
P.– Los espurios exprés, nombrados por Maduro antes de constituirse la Asamblea Nacional con mayoría opositora nacida de las elecciones del 6 de diciembre de 2015…
R.– Eso es. Y ahí están, yo no los reconozco, no tienen credenciales para ser magistrados. Incluso muchos de ellos era militantes del partido del Gobierno. Es más, uno era diputado en el momento de su elección, y ni siquiera había renunciado. Y hay un nombre de uno que nunca apareció por ninguna parte en el medio proceso que hicieron exprés, y sin embargo fue designado magistrado. Para que tú veas las irregularidades. ¡No hay transparencia! Fue un proceso así como escondido…
P.– En pocos días, a finales de año…
R.– En siete días, porque las elecciones fueron el 6 de diciembre y el 23 de diciembre estaban juramentando los nuevos magistrados. Y yo intenté un recurso ante el TSJ y pedí que ellos se inhibieran, ¡y ellos mismos conocieron su propia causa! Ya perdieron los escrúpulos, ya perdieron el pudor, ¡todo lo perdieron!